Muchos usuarios creen que trabajar con dos monitores garantiza un aumento significativo en la productividad. Sin embargo, mi experiencia me ha demostrado que, aunque disponer de más espacio de pantalla puede parecer útil, en la práctica puede convertirse en un inconveniente por diversos motivos que no siempre se tienen en cuenta.
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Una mayor inversión
Lo primero que debes considerar si quieres colocar en la mesa de tu ordenador un nuevo monitor es el desembolso que ello supone. Lo normal es que el nuevo dispositivo tenga una calidad igual o muy similar al que ya tienes, lo que podría significar gastarte nuevamente una buena cantidad de dinero si el que tienes es de gama alta.
Sea como sea, al final es dinero que tienes que gastar y que, dependiendo de cómo sea tu economía, puede que a la larga no compense tanto como esperabas.
El espacio de tu escritorio
Colocar un monitor auxiliar va a suponer ocupar un espacio adicional en tu escritorio. En los momentos en los que he tenido dos monitores, me ha supuesto renunciar a una zona de la mesa que he acabado echando de menos y que en ocasiones me hubiera venido muy bien para colocar otro tipo de dispositivos que me hacían más falta.
Puede que haya usuarios que tengan escritorios grandes a los que no les suponga un problema, pero debemos tener claro, antes de comprar un segundo monitor, que ese espacio se va a perder.
Respuesta más lenta en la interacción con el sistema
Los monitores adicionales ocupan más ancho de banda del sistema, lo que podría significar una pérdida de fluidez, además de una sobrecarga en algunos casos.
Un ejemplo práctico podría ser que en uno de los monitores tengamos abierto un vídeo de YouTube, mientras que en el otro estemos jugando. Esto significará que los recursos del sistema se tienen que dedicar a ambas tareas en dos dispositivos diferentes. El resultado final en este caso puede generar velocidades de frames reducidas y cierta ralentización en el video, sobre todo si el equipo no está muy sobrado de potencia.
En múltiples ocasiones, realizar dos tareas en monitores diferentes genera más lentitud que si eso mismo se realiza en uno sólo.
La atención dividida
Otra de las razones por las que no soy partidario de tener dos monitores es que al final es una forma de dividir la atención. Es decir, tener cosas abiertas en ambos monitores significa una pérdida de concentración que sería mucho menos acentuada si únicamente se utilizase un monitor.
Ver todo en una sola pantalla y no tener que desviar la vista entre dos monitores supone, al menos en mi caso, un plus de concentración.
Además, la mayoría de los sistemas operativos modernos tienen herramientas fantásticas para utilizar múltiples escritorios y divisiones de pantalla muy efectivas.
Para mí, la mejor solución es la de tener un solo monitor, ya que hoy en día se pueden encontrar dispositivos de todos los tamaños y configuraciones posibles. Buen ejemplo de ello es la gran oferta de Samsung, que ofrece monitores planos como el Viewfinity de 34 pulgadas, curvos como el Odyssey G5 o panorámicos como el Odyssey G955C; tres ejemplos que pueden ayudarnos a multiplicar nuestra productividad sin hacer un doble desembolso o a limitar nuestro espacio de trabajo.
Samsung ViewFinity S50GC S34C500GAU 86,4cm (34 Zoll) UHD LED-Monitor
Samsung LC34G55TWWPXEN Monitor Gaming Odyssey G5 de 34" (3440 x 1440, Curvo, Tasa refresco de165Hz, Tiempo de Respuesta 1 ms, Ultra WQHD, AMD Freesync Premium, HDR, Negro)
Samsung Monitor Gaming Odyssey OLED G9 da 49'' Dual QHD Curvo
Imágenes | Samsung
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